La historia de Irapuato y sus deliciosas fresas, comenzó a escribirse en los años 40 del siglo XIX, con la llegada desde Francia de la primera planta, en manos de Nicolás de Tejada, promotor de los primeros plantíos en el bordo del río Guanajuato.

De acuerdo a datos contenidos en el Archivo Histórico Municipal, años más tarde, al filo de 1852, Nicolás de Tejeda realizó la compra de un terreno en la actual comunidad del Carrizalito, sitio en el que se registraron los primeros plantíos de fresa.

La primera etapa de producción fue impulsada por el alemán, Oscar Droege, quien capacitó a los agricultores con las técnicas y cuidados de la planta, dando inicio a la producción en huertas de San Juan de Retana y la hacienda de Buena Vista.

Dulce Vázquez Mendiola, titular del Archivo Histórico, destacó que esta es la primera gran etapa de la producción de la fresa que, aunado a la llegada del ferrocarril, detonó su comercialización con su traslado a otras zonas del país y al extranjero, con su exportación a partir de 1983 a Texas, Nuevo México y Laredo.

“Esta es la primera gran etapa de la fresa, aunque este cultivo de fresa tiene su mayor auge y relevancia en 1880, con la llegada del ferrocarril en Irapuato, considerando que Irapuato se va a convertir en una posición céntrica, estratégica, dentro de esta red ferroviaria”, detalló.

La Capital Mundial de la Fresa, es el sinónimo más conocido de Irapuato, dicho mote fue adquirido en el siglo XX gracias a la gran cantidad y calidad de la frutilla local, considera como una fruta dulce y de fácil importación.

La tecnificación de la fresa, permitió elevar la producción de la frutilla y, con la llegada de las primeras congeladoras, como Fresva, Sureste del Valle, entre otras, a la ciudad, inició la industrialización y exportación de fresa congelada y cristalizada.